Un día en la vida

Monday, June 19, 2006

Mis zapatos están cansados

Están cansados mis zapatos
porque no los llevo bien puestos.
Se manchan y se rompen,
cada vez que miro a otra parte.
Se agotan de caminar y llevarme a mis destinos,
sin que yo les ayude.
Les grito-¡Zapatos, caminen!-
y cumplen su objetivo.
Sólo caminar, sólo caminar.

Quizás, quieren tener un sentido más importante en mi recorrido,
algo trascendental.
Pero, ¿qué más sentido tienen unos zapatos en la vida?
Sólo caminar, sólo caminar.
Me acerco y les hablo,
les digo promesas bonitas,
pero no me hacen caso.
No quieren caminar.
¿Puede ser que cambien su destino?
No... ¡no!
Sólo caminar, sólo caminar.

Ahora se mueven por todas partes,
no consigo alcanzarlos.
Se suben a la mesa y saltan a mi cama.
No logro alcanzarlos.
Son rápidos y ágiles,
ahora están en el techo.
Es muy alto, mis brazos no alcanzan.

De pronto, ¡los cordones se estiran!
Logro alcanzarlos,
tiro hacia abajo ¡son míos!
-Gracias cordones, ustedes siempre fueron fieles-
les digo con cariño.
Me pongo los zapatos y hago un nudo apretadísimo.
Los zapatos se retuercen, se les acaba el aire.
Mueren.
Pero, ¿ahora quién caminara por mí?